Madrid en Modo Instagram
Hacía mucho tiempo que no iba a Madrid por ocio, Quizás la culpa de ello es que casi siempre voy al menos una vez al año por trabajo. Madrid es de esas ciudades a las que te puedes acercar sin planificar nada porque su oferta cultural lo permite. Si dices que no hay nada de tu interés, un espectáculo o una exposición, es que estás mintiendo. Y si el tiempo te acompaña como fue en nuestro caso, es una ciudad muy paseable incluso a pesar del frío que yo soporto mejor por ser más seco. En realidad fuimos para un encuentro familiar pero estábamos tan a gusto que prolongamos una noche más y lo convertimos en un fin de semana largo.
Esto de que os plante una entrada con fotos de Instagram podría dar lugar a pensar "éste se ha cansado de cargar con el equipo de un lado para otro y está abrazando la cultura del móvil por vagueza..." ¡No, hijo, no! que mi bolsa mínima me llevé con un 85 y un 50 mm. Y mis buenas fotos me traje casi todas ellas de mi chica. Pero la verdad es que de forma casi inconsciente acabé haciendo casi todas las fotos turístico-postaleras con el móvil, con alguna excepción hecha con réflex. Por mantener la homogeneidad de la entrada éstas van a ser todas en modo Instagram.
Si tengo que poner algún pero de este viaje, se lo pondría a la Plaza Mayor y a la Puerta del Sol. Pero no porque invariablemente uno siempre se encuentre algún trozo en obras. No. Lo digo porque la densidad por metro cuadrado de muñecos de goma-espuma en busca de turistas con hambre de selfies es alarmante. Tal es así que uno tiene que moverse haciendo eses entre Bob Esponja, Burt Simpson, Minie o Hello Kittie. Ojalá no se contagie a otras ciudades y sea algo pasajero.
En breve volveré por trabajo. Lo mismo me animo y me llevo hasta trípode. Este interludio con tecnología móvil me ha abierto el apetito de volver a hacer fotos en esta gran ciudad.
Si tengo que poner algún pero de este viaje, se lo pondría a la Plaza Mayor y a la Puerta del Sol. Pero no porque invariablemente uno siempre se encuentre algún trozo en obras. No. Lo digo porque la densidad por metro cuadrado de muñecos de goma-espuma en busca de turistas con hambre de selfies es alarmante. Tal es así que uno tiene que moverse haciendo eses entre Bob Esponja, Burt Simpson, Minie o Hello Kittie. Ojalá no se contagie a otras ciudades y sea algo pasajero.
En breve volveré por trabajo. Lo mismo me animo y me llevo hasta trípode. Este interludio con tecnología móvil me ha abierto el apetito de volver a hacer fotos en esta gran ciudad.
Viendo tus fotos, me entran unas ganas locas de irme de viaje a explorar. No sé si la tarta de queso es imprescindible.... alguien está ocupando ese calificativo más de una vez.... ahí lo dejo,... como dirías tú ;)
ResponderEliminarMi ciudad! Al cabo de tantos años sigo teniendo, al llegar, la la sensación de estar en casa.
ResponderEliminarYo sí podría contar cómo era por dentro el Palacio de Comunicaciones: cuando era chica, tenía un tío dandy y telegrafista al que muchos días íbamos a recoger al trabajo para que nos llevara a dar una vuelta. Entonces a mí sí me parecía un palacio. En la época de facultad era de recibo detestar esa tarta pseudomodernista, pero siempre le tuve cariño, y ahora...bueno, el tiempo pone un velo amable a estas cosas y las integra en el medio con mucha eficacia. Como han conservado los pupitres,el hall y sus perspectivas siguen prácticamente igual que en los 60. Sólo lo han desembarazado de algunos cubículos de oficinas. Entro de vez en cuando, pero sólo al ver tu foto me doy cuenta de lo verdaderamente extraña que es la tarta.
Gracias por la escalera. Es preciosa la foto.
Si no fuera por tus comentarios ni me daría cuenta de que fotografío tantas escaleras. ¡Y yo que siempre te había imaginado sevillana!!!
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