De Cirios e Incienso
Se aproximan las fechas de Semana Santa y ya me estoy preguntando si este año volveré a caer en las garras de su atractivo visual. Y es que aún después de diez años, cuando ya pienso que el tema está agotado, vuelvo a caer en él una y otra vez. Recuerdo mi primer año fotografiando Semana Santa cuando daba mis primeros pasos en esta afición. Una Canon EOS 1000 y un máximo de cinco carretes de diapositivas para una semana eran todo un lujo que iba dosificando al máximo para que no se convirtiese en un gasto que coartase mis ganas de repetir la experiencia. Por aquel entonces acababa de descubrir la película diapositiva. Creo que casi todos, como aficionados de la era analógica, hemos pasado por esta época. La época en la que descubrimos que hacemos mejores fotos de lo que la mayoría de los laboratorios nos quieren hacer creer con sus copias en papel pobremente reveladas. Las diapositivas con sus colores vívidos eran la prueba irrefutable de que tú sabías manejar la cámara. (Un día d