Paseos Estivales

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Este verano ha sido fundamentalmente local en lo turístico. Con local me refiero a los alrededores de Torrox. Excursiones de ida y vuelta, a veces pensadas con horas de antelación. Así, con esa premeditación nos fuimos a Ronda. Un pensamiento repentino cuando aún no habíamos acabado de despertarnos. Dicho y hecho. Ducha, desayuno y coche.

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Yo ya había estado un par de veces en este pueblo, ambas de paso y siempre de vuelta o camino a otro lugar. Esta vez fuimos expresamente a visitarlo, a descubrirlo algo más allá del famoso Tajo y alrededores que fue lo único a lo que fotografié las otras veces.


El pensamiento unánime al final del día fue que teníamos que volver pero haciendo noche, porque sus calles invitan a ser paseadas después de la cena, cuando el turista accidental desaparece y los grupos de japoneses se disuelven. 


En verano la luz se vuelve dura y muy cenital enseguida así que a partir de las 11 de la mañana fotografiar en color se torna un poquito desangelado. No obstante la luz era tan bonita como para hacer algunas fotos en color aún estando demasiado cerca del mediodía.


Tras la sobremesa acabamos deambulando por calles de paredes encaladas con luces y sombras tan altas que caminabamos dentro de fotos en blanco y negro.


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Paseando por estas calles sin apenas turistas y con el cruce ocasional de algún gato al que despertabamos de su siesta, llegamos al ensanche de una calle con entrada a un bonito patio muy bien cuidado y provisto de muchas macetas. En medio de todo ese orden y belleza, una puerta al fondo dejaba ver el caos de una pequeña habitación llena hasta arriba de madera, y en medio de ese caos un hombre trabajándola invitándonos a pasar.

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Era un artesano carpintero que tiene en ese rincón de la casa su pequeño taller. Allí se dedica a elaborar pequeñas sillas de enea con la ayuda de prácticamente una única herramienta, que nos explicó que estaba hecha con no sé que pieza de un camión. Todo muy rudimentario, desde el banco de trabajo en el que se sienta a trabajar al "peto" que utiliza para apoyar la madera en su vientre. Mientras hablábamos con él no podía dejar de mirar todo esa madera amontonada sin orden a su alrededor. El único espacio libre para estar de pie era la puerta de salida desde la que hablábamos con él.

Le pregunté si no le importarba que le tomase algunas fotografías. Se levantó de golpe y me dijo "¡que va!, ¡si me han hecho fotos gente de todo los rincones del mundo!". Y rápidamente se levantó y sacó un buen montón de fotografías que fue enseñando una por una: "Ésta me la mandaron desde el mismo aeropuerto de Madrid, ésta de Japón... y ésta otra desde Alemania..."

Saqué mi teléfono para apuntar su dirección y poder enviarle las mías. "¡No hace falta, ya te la doy yo!. Se dio media vuelta y me proporcionó una rudimentaria tarjeta de visita hecha con fotocopias recortadas. Se llamaba Julio Sanz, el Sillero y la coincidencia de nuestros nombres dió para otro rato de charla.

Sin duda fue la anécdota de un buen día en un pueblo que no tardaremos en revisitar como es debido.

Comentarios

  1. Preciosas las fotos, y va de eso, no? Las he visto detenidamente (en medio me he levantado a por una taza e café) dudando de si te diría lo que pienso, que ademán no es nada apropiado para un coment. Te pido excusas. pero allá va.

    Eres fantástico para retratar esos pequeños mundos con un preciosismo no les resta nitidez ni veracidad, pero que por eso mismo se me vuelven demasiado sólidos y se trascienden poco. Dónde ha ido el "mundo interpretado" tan característico de tus fotos?

    Le doy al publicar, que ya me estoy arrepintiendo

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  2. Jajajaja, ¡por Dios!!! No dejes de publicar tus pensamientos. En este blog estamos en petit comite. Sé a lo que te refieres porque ya te tengo calada. He aprendido a identificar cuando una entrada te va a gustar especialmente.

    Muchas fotos tomadas, y no me refiero a las del móvil, y demasiado poco tiempo para pasarme por aquí (en las vacaciones simplemente no me apetecía sentarme en el ordenador). Dos proyectos en la cabeza, uno de ellos puro divertimento que es probable que ni siquiera aparezca por aquí (aunque la verdad es que yo lo hago todo en fotografía por divertimento) y uno realmente interesante que si cuaja será carne de blog con pelos y señales.

    Seguiremos informando...

    PD: me alegra verte de nuevo por aquí.

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  3. Pues podía haberme mordido la leng...el teclado, quiero decir.

    Siempre es un placer leer tus fotos y hay muchísimas que valen lo menos mil. No voy a buscarla ahora, pero recuerdo un pie que se apoya con rotundidad sobre la arena de la que cada grano concentra el sol el color y la humedad que son el sentido mismo del verano. Lo que pasa es que estoy mal acostumbrada.

    El texto que las acompaña y su ironía elusiva me gustan siempre.

    A ver esos proyectos!

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