Venecia Para Paseantes
Éste fue un viaje aplazado muchas veces y ahora que por fin lo hice no me explico como pude caer en ese error. Después del regreso lo único que sé es que no me importaría volver mañana. Y como ya ha ocurrido otras veces se encargó de remachar mi teoría de que los viajes organizados en el último minuto suelen ser los mejores.
Se trata del destino perfecto para los que como yo son adictos al paseo y al caminar contemplativo. Dos amigos, uno italiano y otro español, me hicieron la misma recomendación por separado: no uses mapa ni guía, sólo déjate perder. Y así lo hice. La ventaja de Venecia es que una vez encontrado el placer de estar perdido no es difícil volver a estar localizado. Ya lo dijo Crusoe: es lo que tienen las islas.
Venecia tiene el poder de transportarte en el tiempo. Todo está deliciosamente viejo. A veces sospecho que los desperfectos de las paredes (muy muy deterioradas en muchos casos) son de diseño, al igual que la ropa tendida en las ventanas. El plus inesperado fue que puedes sumergirte en ese ambiente retro sin encontrarte la odiosa franquicia de comida rápida o de supuestos cafés de diseño. En cinco días solo encontré uno de estos locales.
En esta ciudad es posible pasar de la vía más concurrida a la calle más solitaria con sólo girar en la próxima, encontrar una tienda de alta costura al lado de una de alimentación, una galería de arte al lado de una frutería o una librería al lado de una sastrería de trajes de carnaval. Tiene un puntito de desorden y caos que la hacen muy atractiva.
A pesar de no ser temporada alta la afluencia de turistas es considerable y en cualquiera de las calles o canales principales los turistas son mayoría. Sí, he visitado esos sitios concurridos, y no he podido evitar hacer las postalitas de rigor cuando se va a esta ciudad. Como dice un amigo, si vas a París no puedes volverte sin una foto de la torre Eiffel.
Pero el mayor disfrute lo he encontrado justo cuando me he apartado en cualquier calle concurrida y he pasado de estar entre la multitud a la más completa soledad en una calle minúscula.
A esta altura estaréis diciendo: ¡cuanta foto nocturna!, ¿pero este tío es vampiro o qué?. Pues no. La proporción de fotos diurnas es mayor pero al final me quedo con éstas por una sencilla razón: en cuanto cae la noche los turistas que no tienen hotel en la isla desaparecen quedando una Venecia más pura. La suerte es que en esta época del año la noche cae a las cinco de la tarde. Y aunque las calles venecianas no están precisamente muy iluminadas y cuesta bastante trabajo hacer fotos sin ayuda de un trípode a esas horas era precisamente cuando más ocasiones encontraba de hacer click.
A pesar de las dos fotos anteriores o la barca-mercado del comienzo de la entrada, esta vez me dejé algo en el tintero. Y eso fue el mercado de abastos de la ciudad. El último día descubrí el mercado de Santa Sofía, con la pega de que ya había finalizado la venta y solo quedaban algunas personas realizando labores de limpieza. Por supuesto ha quedado debidamente anotada su localización para una próxima visita.
Y claro, luego está el rollo ese de la ciudad del amor. Las parejitas en góndola y tal cual. ¡80 euros el paseo en góndola! Así de forrados deben de estar los gondoleros, que cuando están aparcados esperando clientes están todos ¡navegando pero no en góndola sino con el iPhone!
En su lugar voy a poner otros enamorados que se dicen las mismas cosas por menos dinero.
En cualquier caso no hay que negar que si te sobran los 80 euros es un marco insuperable para decirle a ella que ¡te quiero una hartá! y seguro que los amortizas.
Definitivamente es una ciudad de aspecto viejo (y esto no lo digo como un defecto) por lo deteriorado de sus paredes pero también por otros detalles como la abundancia de teléfonos públicos, bastante rara hoy en día, en la época de la telefonía móvil.
Y en algunos rincones es como si el tiempo se hubiese quedado atascado.
El único "pero" que le encuentro a este viaje es el que le encuentro a la mayoría de los que hago. Cuando empiezo a sentirme a gusto con las fotografías que hago es precisamente cuando me tengo que volver. Siempre que llego por primera vez a un lugar estimulante a los ojos se apodera de mi ese ansia fotográfico que no se sacia hasta que uno cree llevarse fotografías en el bolsillo que justifiquen el haberse llevado una buena cantidad de equipo. Lo he comentado varias veces.
Me llevé demasiadas cosas. Dos cámaras y dos zooms para asegurarme que podría cubrir cualquier distancia focal desde 24 a 200mm (siempre hablando de formato completo). Pero aún así también me llevé el 35 y 50mm fijos porque no sé andar sin ellos. De hecho mis fotos preferidas están realizadas con ellos y dos de los días salí únicamente con estos dos objetivos. Pero eso sucedió, después de que mi vista se desturistizara y empezara a fijarse en otras cosas cuando se sació de postales típicas.
Nunca salí a la calle con todo, por supuesto. Se trataba de caminar mucho tiempo y que mi espalda no se resintiera del peso de la bolsa.
La octava foto de esta entrada y las dos que vienen a continuación las hice con un Gorillapod. El modelo que he usado, el SLR Zoom, aguanta tres kilos (una Canon 5D Mark II + un zoom 70-200mm f2,8l suman 2300 g aproximadamente). Un trípode sorprendente por sus capacidades teniendo en cuenta sus dimensiones. Eso sí, lo compré sin su rótula original, primero porque no me convence tanto plastiquillo y segundo porque tengo una Manfrotto 494RC2 que le va perfecta aunque añada algunos gramos de más por su construcción en acero.
Para la siguiente foto usé otro gadget. Se trata de una aplicación para el iPhone que indica donde estará el sol a las diferentes horas del día atendiendo a la posición detectada por el GPS. Sunseeker Lite es gratuita y tiene otra versión de pago con más funciones, pero para mis necesidades la primera es más que suficiente. Muy útil porque al pasar por cierto lugares, especialmente sobre los puentes que cruzan el Gran Canal, ya podía prever de donde vendría la luz al atardecer y saber si merecería la pena acercarse a esa hora tan efímera.
El teléfono también tuvo algún uso extra además de llamar a la familia. Uno de los placeres de hacer un viaje es dar envidia a los amigos. El lunes después de semejante homenaje cuesta volver al trabajo pero está demostrado que soltarle a los compañeros como el que no quiere la cosa "... pues he pasado unos días en Venecia..." genera endorfinas muy beneficiosas para tu estado mental. Este fenómeno siempre tenía lugar al regreso del viaje pero ahora solo es cuestión de pillar una WiFi para dar envidia en vivo y en directo desde el lugar de los hechos. ¡Aaaah, la tecnología!
Así que de vez en cuando dejas la réflex colgando del cuello mientras sacas el teléfono móvil para hacer una foto medioqué y aplicas unos de esos filtros que te hacen parecer artista, ¡et voilà!. Lógicamente con el consiguiente comentario entre cuchicheos de los que te observan que no aciertan a comprender para qué tanta cámara y hago la foto con el teléfono.
Las fotos están hechas con Camera + y artistizadas con Snapseed, excepto la última que se tomó con la Canon S90... ejem... ¿pero cómo iba a dejar en casa esa maravilla tecnológica?
¡Sí, vale! me llevé tres cámaras... no lo volveré a hacer...
Por cierto, Venecia estaba hasta arriba de españoles. Y de hecho dos veces me ocurrió que una pareja española se acercaba con su compacta para pedirme que les hiciera una foto atacándome en una suerte de italianglish hasta que yo pronunciaba la primera palabra y comprobaban que yo también venía del mismo sitio.
Seguro que los que practicáis fotografía me daréis la razón. Esto de que te vean con un equipo sofisticado colgado del cuello da pie para que otros turistas se sientan confiados en darte su cámara para hacerse una foto en grupo o en pareja. Los motivos son dos.
- Con ese equipazo dudo que vaya a salir corriendo quitándome mi cámara.
- Este tipo seguro que nos hace una fotaza y no nos corta la cabeza.
El problema viene cuando les pregunto ¿dónde se dispara esto?.
Espero que os haya gustado.
Muy buenas fotos, y una narración muy entretenida de leer. Aprovecho el comentario para desearte Felices Fiestas. Un saludo.
ResponderEliminarMagníficas. Curiosamente, en este caso me gusta una foto atípica en tí, que es la plano general con todos los colores vivos...
ResponderEliminarMe dejas sin palabras con tus imágenes y tus comentarios. S U B L I M E !
ResponderEliminarGracias a todos. Personalmente creo que a Venecia se le puede sacar mucho partido fuera de las fotos tópicas. Pero eso requiere pasar tiempo allí. Vamos, con eso estoy diciendo que pienso volver no demasiado tarde.
ResponderEliminarVaya, has vuelto a hacerlo! Tus fotos siempre son muy buenas, pero lo difícil es la creatividad com motivos tan trillados. Un encuadre sorprendente y lo limpias del tópico (me acuerdo de las de la Plaza de España que tánto me gustan)y a lucir luces y composición. Algunas son realmente preciosas. Ha debido ser un viaje especial.
ResponderEliminarCobran mucho esos modelos que hacen de parejitas monísimas? ;)
Ah! y la entrada es tirando a corta, más bien divertida e interesante. Lástima que de las especificaciones técnicas sólo he entendido lo del Gorillapod (y eso porque lo tienen en el MOMA de NY y de San francisco).
Carmen, ¿no me estarás diciendo que te encuentras ahora por esas latitudes?
ResponderEliminarNo hacía falta que siguieras mi consejo de dar envidia con los viajes al pie de la letra.
A proposito de las fotos con o sin tópico. Tengo un montón de fotos seleccionadas de momentos que me gustan pero que no he puesto porque son fotos del todo representativas de Venecia. Se podían haber hecho en otro lugar. Lo mismo reciclo y hago otra entrada. Aunque en realidad ya he hecho algo de eso con las parejitas.
Por cierto, la segunda pareja en el muelle creo que en vez de "pelar la pava" estaba discutiendo a la italiana (por los gestos con las manos) pero no quise acercarme a certificarlo. Es lo que tiene el amor...
Sí, porfa, otra entrada!
ResponderEliminarYa estoy en casa, dispuesta a ignorar el cambio de calendario, para el que no obstante deseo que se te cumpla lo bueno que esperas.
Siempre me digo que ya no viajo más: Proust se pone celoso y los bonsáis se resienten.
Te he dicho alguna vez que soy pelín italiana y que estudié un tiempo en la universidad de Perugia?
Ésta entrada me ha hecho más ilusión que ninguna no porque sea menos sublime que las anteriores sino porque seguramente nos cruzáramos por alguno de los canales de Venecia donde yo también disfruté unos días del mes de diciembre.
ResponderEliminarMe avergüenza un poco poner algunas de mis fotillos por aquí, al lado de un trabajo tan profesional como el que siempre nos ofreces, pero al mismo tiempo a mi me encanta ver fotos de los demás y dada ésta casualidad sevillano-veneciana en tiempo y espacio, no me resisto a un poco de spam: ahí van. Cualquier crítica para aprender será una lección gratis de fotografía para mi :)
Probablemente habré comentado alguna que otra vez (no muchas eso sí) pero no me importa repetirme: felicidades por el magnífico blog.
Carmen, sospecho que envidio tu vida y tus viajes. A ver si hilo algunas fotos para otra entrada.
ResponderEliminarFprado. Durante mi estancia en la ciudad constatemente tenía el presentimiento de que me iba a encontrar a alguien conocido en alguna calle, aunque tú y yo no nos conocemos en la vida real resulta llamativo que exista la posibilidad de que nos hubiesemos cruzado en algún puente o incluso de haber volado en el mismo avión.
ResponderEliminarDe hecho sucedió que el padre de mi mejor amigo estuvo en Venecia durante dos de los cinco días que yo estuve.
Por supuesto que puedes enlazar tus fotos y de ninguna manera son spam. Aunque lo de hacer crítica no lo llevo bien porque no me considero capacitado ñara ello.
Pero ten por seguro que en cuanto llegue a casa me paso por tu galería para ver más de Venecia por los ojos de otro.
Saludos y gracias por tus palabras.
Como casi siempre encuentras el clima adecuado y tus fotos son magnificas. Pronto volveré a Venecia y efectivamente me dejare perder y andare la madrugada y el anochecer para evocar mi Venecia. Tambien me acompañan la 5DII y el 35 1.4 entre otros objetivos y la Fijifilm 100 que me esta dando satisfacciones, pero me llevo un tripode Benro reducido que puedo meter en la maleta . Gracias por tus imagenes
ResponderEliminarGracias a ti. Espero que disfrutes ese viaje y me des un toque cuando tengas tus fotos listas.
ResponderEliminarTe envidio esa Fuji aunque solo sea por el perfil de color de la Velvia. :D
Un saludo.
Qué envidia, Julio, Venecia en invierno! Yo estoy terminando de editar las fotos de mi último viaje a la Serenísima, que fue en agosto, un horror de calor y de guiris (como yo mismo). Veo que tus sensaciones en Venecia son calcadas a las mías. Antes de visitarla te parece que es un parque temático lleno de japoneses, pero una vez que se pone el pie allí te das cuenta que ni las masas de turistas pueden quitarle encanto a esta ciudad. Después de visitarla... yo también volvería en cualquier momento! Ah, y craso error lo del equipo. Yo me llevé solamente la 5D2, el 17 TS-E y el 135L (y también un minitrípode). Pero, claro, ya era mi tercera ocasión...
ResponderEliminarNo quiero ni pensar en las fotos que nos enseñarás la próxima vez que visites Venecia!
Buaff! BRAVO, ARTISTA.
ResponderEliminarCreo que mi recomendación sería visitar la ciudad en cualquier momento menos en verano. Por otra parte tengo el referente de las fotos de un amigo que la retrató nevada. No suele ocurrir muy a menudo pero cuando sucede aparece una Venecia excepcionalmente bella.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del material, no acabo de aprender y estoy seguro que la próxima vez que pise un lugar completamente nuevo volveré a caer en el error. Aunque luego lo subsano dejando la mayor parte de él bajo techo.
De todas formas tampoco fue tan malo. Hay un par de fotos que ya justificaron llevar algo tan pesado como un 70-200 de kilo y medio, que sólo llevé un día. Pero definitivamente mi combinación ganadora es el 35mm y el 50mm. Eso sí, en dos cuerpos, para no ir cambiando. Uno colgado y otro en la mano. Las mejores salidas las hago de esta manera. Y si me tengo que decantar por uno sólo, el 35mm.
Normalmente viajo a Londres únicamente con este objetivo y a veces sólo con la S90, claro que voy tantas veces que ya voy de otra forma, más relajado. No buscando la foto sino dejando que llegue a mí.
Mi próximo reto será volver a Nueva York, no sé cuando, sólo con esos dos fijos. ¿Me atreveré?.
Un saludo a todos.