Seis Días y Cinco Noches en Londres (V) - De Teatro en Teatro

Personalmente soy feliz poniendo un pié fuera de los límites de mi ciudad. Es lo que tiene que te guste viajar. Dentro y fuera del país. Ver lo diferente de lo habitual siempre es estimulante. En el caso de Londres, lugar al que viajo con cierta frecuencia como habréis podido comprobar, el estímulo es doble. Tiene el aliciente de visitar una ciudad que nunca te la acabas, pero también es el de ser el lugar de Europa donde problablemente la oferta de espectáculos es inagotable. Al menos por lo que se refiere a mis preferencias. Ver a la London Symphony o a la Royal Philharmonic en el Royal Albert Hall debería ser algo casi obligatorio.

Y si se trata de musicales, Londres ofrece una oferta que simplemente no tiene nada que envidiar a la de Nueva York. Además es más asequible para bolsillos españoles que la de Broadway con el mismo nivel de calidad. De hecho son muchas las producciones que ven la luz por primera vez en esta ciudad dando el salto posterior al otro lado del charco.

Aquí van algunas fotos con esta temática. No esperéis ver lo que muestro habitualmente en este blog sobre el mundo de la ópera. Aparte de no estar acreditado voy en modo espectador. Así que solo serán fotos de turista hechas fuera del teatro y en algún caso durante el intermedio en el patio de butacas.

Aprovecho para hacer un inciso y decir que desgraciadamente el mundo del musical está bastante vetado para los que nos dedicamos a hacer fotos del mundo de la música. Es más sencillo que una diva de la ópera te permita hacer fotos, que te autoricen en un espectáculo musical (hablo de ensayos). Sin necesidad de que sea una gran producción tipo El Fantasma de la Ópera o Los Miserables La razón es bien sencilla: merchandising. Lo venden todo: programas, libros, camisetas, pósters, tazas de cafés, gorras, llaveros, sudaderas, imanes, pins... a veces incluso el DVD del Cómo se Hizo a pesar de no existir el DVD con la obra completa. Así que mientras menos material ajeno no controlado ronde por ahí mejor para vender más. Las únicas fotos que se van a permitir son las que se hagan para elaborar esos productos y la publicidad propia del espectaculo.

Recuerdo haber solicitado permiso para hacer un reportaje durante los ensayos en el Circo del Sol y no recibir ni contestación siquiera. Que éstos también entienden de merchandising y mucho.

Pero vamos a lo nuestro: las fotos.

Ésta es la foto que quiero mostrar antes que otras. No es la mejor ni la más llamativa. Pero si es un sitio en el que me gustaría tener el mismo nivel de acceso que tengo en teatros españoles. Es el Royal Opera House. Y muy especialmente por lo que que se refiere al Royal Ballet. Y más aún por Tamara Rojo, bailarina por la que tengo devoción y a la que estuve a punto de fotografiar en una ocasión. Pero no llegó a ser posible por circunstancias ajenas a ambos. Aun no pierdo la esperanza de que se vuelva a dar la oportunidad.

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La actividad teatral en Londres abarca una oferta amplísima. Es una ciudad que tiene más salas de teatro que salas de cine en la mayoría de las ciudades españolas, dato que me da vergüenza escribir.

Una ciudad de un tamaño modesto como Sevilla disfrutaba de una gran cantidad de teatros, la mayor parte de ellos reconvertidos en salas de cine y más tarde en negocios impensables. De hecho, hoy en día existe una librería que ha conservado la estructura del patio de butacas y el escenario del antiguo teatro que albergaba el edificio. Sólo que en vez de butacas tiene anaqueles de libros. Me consuela pensar que al menos una librería es más digno que una tienda de ropa o una cafetería de vete a saber qué franquicia.

Pero me desvío. La mayor parte de los teatros están concentrados en el West End londinense y puedes moverte entre ellos a pie sin ningún problema. Los lugares para comprar entradas abundan por todas partes.

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No me gusta hacer publicidad de nadie pero ya os digo yo que el mejor lugar para buscar reducciones de precio de última hora está en Leicester Square y se llama TKTS. Por vuestros bolsillos ¡eh! no vayáis a creer.

El London Palladium es un teatro con solera. Pasearse por sus instalaciones es un asombro completo cuando ves las fotografías de artistas míticos que han estado encima de su escenario: Judy Garland, Bing Crosby, Danny Kaye, the Andrews Sisters, Bob Hope, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, Sammy Davis, Jr...

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En este teatro se representa actualmente Sister Act. La misma historia de la película pero con canciones originales escritas ex profeso para el musical. Si vas a este musical no busques espectacularidad. No hay helicópteros, lámparas que se precipitan sobre el público o brujas elevándose sobre su escoba. Ni siquiera puede deleitarse uno en cuerpos femeninos (para eso está Chicago) ya que sus protagonistas van de hábito. La espectacularidad reside en las fantásticas canciones de Alan Menken y Glenn Slatter con un aire de los 60/70 que a medida que progresa la obra van subiendo el ritmo más y más. Durante mi estancia tuve la suerte de tener a Whoopi Goldberg, productora de la obra, representando el papel de la madre superiora, lo que ha hace difícil encontrar entradas si no se hace con cierta antelación. Había visto este musical hace tiempo en las representaciones previas al estreno oficial, pero que duda cabe que ver a Whoopi en directo era un aliciente para repetir. Y así lo hice.

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Las dos personas delante del cartel no están orando sino consultando el móvil. Aunque al fin y al cabo la telefonía móvil se ha convertido en la nueva religión de muchas personas. Y ahí estoy yo, reflejado en cristal, y empuñando mi cámara compacta, perfecta para acompañarme en el teatro sin pesados equipos.


Un par de fotos del patio de butacas y mesa de sonido del Palladium.
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La Donmar es una de las pocas salas de teatro que no tienen aspecto de teatro antiguo. Creada por Sam Mendes (artífice de dos películas que idolatro: Camino de Perdición y American Beauty), parece un lugar destinado a lo alternativo pero en ella han tenido lugar representaciones de musicales como Cabaret, que luego se exportó al Studio 54 de Broadway y de allí al resto del mundo.

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En mi penúltimo viaje a Londres encontré un pequeño placer/vicio que añadir de la mano de mis amigos, mucho más entendidos que yo en cuestión de musicales. Fuimos a ver Sweet Charity en el Menier Chocolate Factory. Es un teatro enclavado en una antigua fábrica de chocolate. No está situado en el West End. Sus producciones son modestas. Pero hechas con tanto mimo que muchas de ellas acaban representéndose en grandes salas no sólo del West End sino de Broadway. En la planta de arriba se encuentra un pequeño restaurante en el que esta vez comimos y bastante bien. En la parte subterránea se encuentra una pequeña sala con aforo para 180 personas. Si te sientas en la primera fila a buen seguro que tendrás que recoger las piernas más de una vez para que pasen los actores como me ocurrió esta vez. Os recomiendo que leáis este artículo si os queréis hacer una idea más cercana de lo que es este teatro. En esta ocasión vimos Aspects of Love, un musical de Lloyd Webber.

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El restaurante.
Al fondo uno de los carteles de las muchas obras representadas.

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Como se puede apreciar tiene un aspecto bastante bohemio.
Se trata del bar/vestíbulo que hay antes de entrar a la sala.


Por último, recupero esta foto de la entrada sobre Camden Town.
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La publicidad que lleva el autobús corresponde al último musical de los tres que he visto en esta ocasión: Into the Woods de Stephen Sondheim. Una especie de Shreck pasado de rosca como lo definió un amigo. Un relato donde se mezclan personajes de cuentos clásicos. Pero no penséis que es la historia perfecta para llevar a vuestros hijos ya que la obra está escrita para adultos y muestra el lado más oscuro de los cuentos.

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Este musical tenía un atractivo añadido. Se representaba en el Open Air Theater del Regent's Park. Ver una obra cuya historia está ambientada en bosques en un teatro al aire libre, ya tiene puntos para ser interesante. La cosa aún tiene más alicientes. La tradición es ir un rato antes y cenar en el parque en plan picnic. 

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A mí me vino de lujo la cafetería. Así pude pedirme un chocolate caliente en el entreacto, porque una vez que anocheció hacía un fresquillo en el asiento que para un sevillano era mucha tela.

Y esto fue a grosso modo lo que dio de si la cuestión teatral en estas vacaciones.

Comentarios

  1. Joer, esta es la entrada que estaba esperando. Reconozco que en vez de disfrutar todo lo que estás contando, lo que siento es una envidia brutal. Casi malsana. Comienzo a odiarte.

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  2. Aaaaaah, cómo me encanta producir ese sentimiento >:D

    No siempre voy a ser yo el que envidie.

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  3. Me uno al sentimiento de Sergio....

    ... y me encanta esa librería de Sevilla. A veces entro solo por verla :)

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