Seis Días y Cinco Noches en Londres (II) - De Parques y otras Hierbas...

Se acabaron las vacaciones. Vuelta al trabajo y a la rutina. ¿Saben?, yo soy de esos que desconectan por completo desde el primer día de las vacaciones. Y por lo tanto me cuesta muchísimo volver a conectar.

¿Conocen ese efecto que se provoca cuando uno vuelve al trabajo?. ¿Ése en el que después de cuatro cinco días parezca que todo pasó hace mucho tiempo o que sólo fue un sueño?. Pues es algo que odio. De la misma forma que me gusta conservar el sabor del café cuando lo acabo, intento que las vacaciones sigan ocupando la mayor parte de mis pensamientos. ¡Que le vamos a hacer!

Esto de hacer fotos a diestro y siniestro ayuda a la labor. Certifican que nada ha sido una ilusión. Son trocitos de memoria. Y nada mejor que recordar mis paseos por algunos de los parques londinenses para este primer día de trabajo.

El año pasado gasté uno de los días de mis estancia en Nueva York en Central Park. La extensión de este parque hace posible que emplear un día no sea un desperdicio. Al contrario. Menos tiempo no dejaría ver la naturaleza de un parque de este tipo.

No sé cual es la extensión de Hyde Park. Pero desde luego es otro de esos parque que merecen un paseo tranquilo y sin mirar al reloj. Hyde Park es muy diferente de Central Park. Y confieso que al principio de la mañana pensé que no daría tanto juego fotográficamente hablando. Pero según me fui adentrando fui cambiando de idea.

Las grandes extensiones de hierba pobladas de grandes árboles invitan a pasear con absoluta tranquilidad. Algo que me sorprendió del parque es que el acceso a las bicicletas está restringido a muy pocas zonas.

Uno de los protagonistas de este parque es un gran lago alargado de nombre Serpentine que divide el parque en dos. En él se navega en patines. Pero lo increíble es que hay zonas para el baño. Lo de lo increíble lo digo porque buena parte del tiempo he vestido jersey para protegerme del frío. Pero claro, el que escribe esto es un sevillanito que días antes estaba soportando en su ciudad temperaturas por encima de los 40ºC. Así que a cualquier cosa le llamo frío. 

Pero creanme que lo que digo no es producto del gen andaluz de la exageración. En Londres se puede pasar del sol más absoluto a un cielo apocalíptico como éste en cuestión de un par de horas.

Gracias a mi amigo Javi una de las mañanas nos acercamos al barrio de Hampstead en el norte de Londres. Un barrio bastante particular cuyo origen fue una aldea que vivía de la agricultura y la ganadería y que con el tiempo fue absorbida por la ciudad de Londres. Hoy en día es un barrio de clase alta en el que también viven escritores y artistas.

La sensación es la de estar en un pequeño pueblecito.

Entre los habitantes de este barrio caben destacar a Lord Byron, Charles Dickens, Robert Louis Stevenson, Aldous Huxley, Agatha Christie, George Orwell, H. G. Wells, John Le Carré e Ian Fleming.

Y aquí viene la anécdota friki. En este barrio un arquitecto modernista construyó una casa que a Ian Fleming, autor de las novelas del Agente 007, no le gustaba nada. El arquitecto se llamaba Ernö Goldfinger. Si son aficionados a las películas de James Bond ahora ya saben cómo se vengó Fleming.

La casa de Goldfinger

Pero este barrio tiene algo aún mejor. Un fabuloso parque que cualquiera querría tener al lado de su casa. Lugar perfecto para llevar los niños a jugar, hacer deporte, relajarse con las vistas o simplemente pasear.

Y aún hay más. La cima del parque es un punto lo suficientemente alto como para poder tener una vista espectacular de la ciudad de Londres a sus pies. Un sitio que debería visitar al amanecer para hacer fotos, (habrá que planificar esto).

Y aún visité un parque más: Regent's Park. Pero éste lo dejaré para otra entrada con otra temática bien diferente. Hasta dentro de unos días.