Hora Azul en Madrid

Yo sé que ahora tocaba poner fotos sobre música y músicos pero hoy me he tropezado en mi flickr con estas fotos y me he preguntado ¿qué paso con la entrada que tenía pensada para ellas?. No obstante estad tranquilos porque aparte de varias fotos sobre músicos, directores y bailaoras de flamenco... sí, habéis leído bien, hoy tengo cita con un ensayo general de ópera.

Para amenizar la espera, unas fotos de Madrid, esta vez con réflex y un accesorio que soy muy reticente a transportar. Me refiero, sí amigos, al trípode. Esa herramienta con la que mantengo una relación de amor/odio. Llevarlo o no llevarlo, ésa es la cuestión. Movilidad versus estabilidad.

La hora azul, la hora dorada, la hora de sacar la cámara en definitiva, siempre va asociada a paisajes, fotos ricas en detalles que están lejanos. Por regla general se cierra el diafragma tanto como la escena y el objetivo lo requiera y se coloca el ISO en el que nuestra cámara esté más libre de ruido. Y estas dos maniobras hacen que el trípode sea necesario sí o sí. El problema que yo tengo con él es que a mí me gusta caminar, me muevo mucho, me gusta llevar las manos libres, llevar pocas cosas colgadas de los hombros. La práctica me dice que cuanto menos parafernalia llevo mejores fotos hago. Se ve que nací fotógrafo pero con espíritu de jugador de golf. Necesito un caddie.

Por otra parte, desde que se inventaron las líneas aéreas low cost, lo de viajar con trastos adicionales a la maleta de cabina nos ha convertido en expertos jugadores de Tetris. Tanto es así que es más fácil llevar más equipo cuando cruzas el océano con mayor peso facturado, que cuando sólo te desplazas al país de al lado. Por eso, durante mucho tiempo, mi aliado para las pocas fotos que requerían un trípode ha sido/sigue siendo un Gorillapod que permite hasta 3 Kg de peso pero con una rótula Manfrotto para darle un poco más de estabilidad que la de plástico de la marca.

Este último verano me autoregalé un Manfrotto Befree, un trípode que cabe perfectamente en un trolley y que una vez desplegado ofrece una altura y una estabilidad más que buenas para una réflex con objetivos fijos. Aseguran que aguanta hasta los 4kg de peso. Y en este viaje aproveché para darle un poco de uso con un tipo de fotos que no había practicado en esta ciudad.

Todo este rollazo para poner dos fotos de hora azul en Madrid. No tengo desperdicio.


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De todas formas la cabra tira al monte y siempre acabo haciendo fotos de las que no se pueden hacer si pierdes el tiempo ajustando los tornillos del trípode. ISO 800 para disparar 1/60 de segundo.
  MAD_7640Esta foto del acceso a la Plaza Mayor es producto de los 13 segundos de exposición. Seguidores de Iker Jiménez, abstenerse, no son almas en pena... o sí, porque con la que está cayendo...
MAD_7657Y también hubo tiempo para el sol. Lo que viene a continuación son fotos que se parecen mucho a las realizadas con iPhone que ya mostré por aquí. Y aunque son los mismos motivos está claro que la naturaleza de la cámara determina la forma de mirar.
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Y para terminar, una foto más del jaleillo interior del mercado de San Miguel que tanto me gusta. MAD_7816

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