Póngame Una Vía o Dos
La Propuesta
Tres amigos decidieron quedar para hacer fotografías de la Vía Láctea en Calar Alto en la provincia de Almería. Ésta era la excusa formulada oficialmente. Bajo ella se encubría el deseo de compartir cervezas, viandas y largas charlas. No es para menos. Llevábamos muchos años sin vernos a pesar de conocernos hace un cuarto de siglo.
El Equipo
Esto de la Vía Láctea es algo que, o está de moda o yo estoy obsesionado con ellas y solo veo fotos de este tipo por todas partes. El material en Instagram es muy abundante y variopinto yendo desde la más soberana chapuza a fotografías absolutamente maravillosas. Me daba cierto respeto abordar esta temática. Por un lado se requieren ópticas luminosas y cámaras que soporten dignamente ISOs muy altos. La mayoría de las veces encuentras que los que practican este tipo de fotos suelen usar nuevos modelos de cámara sin espejos que soportan ISOs estratosféricos. Lo de las ópticas no me preocupaba pues siempre he procurado estar equipado con lentes fijas y aperturas por debajo del f2,8 ya que sin ellas es imposible hacer algo digno en la oscuridad de los teatros. Lo que no sabía es cómo se comportaría mi EOS 5D Mark IV pues un ISO 1600 en el tipo de fotografía que suelo practicar ya no pasa mi filtro. Siempre he sido un obseso de la definición. Es por eso que siempre he procurado proveerme de ópticas entre f1,2 y f1,8 (en el caso de las fijas) y f2,8 (en el caso de los zooms).
Para Ángel y para mí era nuestra primera incursión, no siendo así para Antonio que tiene en su haber fotografías espectaculares. Según él teníamos un equipo más que digno para meternos en esta empresa. Así que solo compré dos accesorios: un adaptador de trípode para instalar la cámara en vertical pero con el centro de gravedad centrado en el eje y una linterna frontal modelo Renault Alpine (así bautizada por Antonio) para moverme en la oscuridad de la luna nueva. También usamos una de las muchas apps de teléfono imprescindible para anticipar la posición de la Vía Láctea y planificar la foto con antelación, cosa que ya tenía aunque hasta el momento solo la utilizaba para calcular la posición del sol en el atardecer.
El Lugar
Hicimos nuestra expedición durante la Luna Nueva de finales de Julio. Bacares fue nuestro centro de operaciones, un lugar que yo personalmente no esperaba pues como muchos tiendo a asociar la provincia de Almería con invernaderos, desiertos, estudios de Spaghetti Western y en mi caso varias incursiones en el maravilloso Cabo de Gata. Bacares es un pueblecito entre montañas donde las casas de piedra con fachada de piedra conviven con las de paredes encaladas.
Lo escogimos por ser una población cercana a Calar Alto, en la Sierra de los Filabres, donde se encuentra, según la Wikipedia, el observatorio más grande del continente Europeo a 2.168 metros de altura. Visitar este enclave de día es fascinante. De noche no hay palabras para describirlo. El espectáculo a simple vista quita el aliento.
Historias de Viejos
Soy urbanita con padres de pueblo. De pequeño veraneábamos en Encinasola en una época en la que no existía alumbrado público fuera de la plaza y las vías principales de la localidad. Todo el mundo usaba linternas cuando tenía que salir de noche. En casa de mis abuelos no había televisión. Lo más normal tras la cena era sentarse “a tomar el fresco” en la puerta de casa. A duras penas se podía sintonizar la radio. Mi padre siempre ponía música en un tocadiscos Philips que llevábamos desde Sevilla para amenizar las veladas. Sentado en una mecedora te quedabas mirando un cielo exento de contaminación lumínica. Yo preguntaba por la franja blanca que cruzaba el firmamento. “El camino De Santiago” decía mi madre. “Y eso de allí El Carro” en referencia a la Osa Mayor. (Modo Viejuno Off)
A parte de estas vivencias de mi niñez solo he tenido tres ocasiones de ver un espectáculo parecido en tres Parques Nacionales: El Teide, Doñana y Yosemite. Ahora puedo añadir una cuarta.
Las Fotos
La primera tarde subimos a Calar Alto para ver desde qué lugares y a qué hora fotografiar. Por la noche nos sorprendimos al ver que no éramos los únicos en aquel paraje. Había no solo más fotógrafos, sino también otras personas que estaban allí sólo para contemplar el espectáculo de las estrellas, algunos equipados con telescopios que a ojos inexpertos daban la impresión de ser sofisticados.
Para este tipo de fotos lo ideal es escapar de cualquier contaminación lumínica. Esas nubes bajas del horizonte aunque puedan quedar bien para dibujar la silueta de la cúpula no son convenientes. Se convierten en pantallas reflectoras de las luces de poblaciones relativamente cercanas que se pueden ver en la siguiente foto, a escasos 300 metros de la primera.
No has contado lo de la siguiente fase: Capítulo 2. Las panorámicas de la vía láctea (próximamente)
ResponderEliminarShhhhhh... no adelantes acontecimientos
EliminarAntonio haciendo spoilers... 🤦🏻♂️
ResponderEliminarBuen relato, Julio. Y nubes bien aprovechadas.
ResponderEliminarMagnífico todo: las historias viejunas, los spoilers y sobre todo, las fotografías.
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