John Williams y sus fotografías


Hoy he desactivado el modo Paco Umbral. Hoy no vengo aquí a hablar de mis fotos. He venido a explicar por qué envidio profundamente a Lawrence Sumulong. Sí, sí, envidia sana y lo que tú quieras pero envidia de la buena (recomiendo ver el trabajo en blanco y negro de Sumulong sobre músicos de jazz en el Lincoln Center).


Este señor es el responsable de la portada y las fotos interiores del último disco de John Williams, A Gathering of Friends. Resulta llamativo ver en la portada una foto que por su naturaleza estaría destinada al libreto interior o a la contraportada. A mí la idea me parece genial especialmente por lo que voy a tratar de explicar a continuación si me permitís alargarme sobre ello. 


Fotografía: Lawrence Sumulong

Nota: Para los nuevos que no entiendan a santo de qué viene esta entrada pasad por este enlace


Llevo practicando en serio la fotografía desde los 20 años. A punto de cumplir los 54 la fotografía me ha dado muchísimas satisfacciones. Con mis cámaras he inmortalizando momentos con mi familia, mis amigos, los lugares que visito… y también a las estrellas de la música a las que tanto admiro. Siempre he dicho que en lugar de ser un fotógrafo que hace fotos de músicos habría preferido ser un músico que hace fotografías.


La mañana del sábado me quedé solo en casa y aproveché para poner este CD recién llegado mientras hacía cosas de sábado. Nada de streaming. Hablo de poner el CD en un reproductor y subir el volumen del amplificador hasta ese nivel en el que los vecinos aún no montan en cólera… bueno quizás abusé un poco, pero ¡eh!, ¡es Williams!, ¿os vais a quejar?.


Interior del libreto y contraportada del CD.
Junto a Williams los otros protagonistas son Yo-Yo Ma, Pablo Sáinz-Villegas y Jessica Zhou.
Sin olvidar a la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

Mientras sonaba aproveché para echar un vistazo más profundo al libreto del CD. Generoso en fotografías para lo que se suele estilar. Como aficionado a la música de cine siempre he echado en falta algo en los discos de bandas sonoras: suelen venir con material gráfico de las películas a las que pertenecen pero casi nunca hay material de las sesiones de grabación, de los músicos, del compositor. Hoy tenemos internet y es fácil buscar datos sobre un compositor. Pero hace 30 años uno no sabía cual era el  rostro del señor que había compuesto ésta o aquella banda sonora. Solo le ponías cara a las estrellas más importantes como Williams, Goldsmith, Morricone o Rozsa.


Quizás no sea el caso de Williams, respetado en la industria, especialmente desde que logró colar música de cine en las listas de los discos más vendidos. Más respetado aún por Spielberg que no solo sabe cuánto aporta a sus películas sino que además lo reconoce en sus títulos de crédito como se merece y siempre le dedica un buen apartado en sus documentales “making of”. A veces pienso que Spielberg solo hace películas para tener el placer de escuchar a Williams en privado. Imaginad poder escuchar los primeros esbozos de una banda sonora tocados en un Steinway cubierto de partituras escritas a lápiz en la modesta oficina de Williams.


El mundo del cine menosprecia el valor de los compositores de música de cine. A veces no aparecen en los títulos de crédito hasta después de haberlo hecho el personal de limpieza del set de rodaje (sí, soy andaluz con licencia para exagerar). Voy más allá: son muchos los discos donde el nombre del compositor es difícil de localizar no apareciendo en la portada. El reclamo para venderte la música es la película en sí y convierten al autor en un mero productor de merchandising . Todo queda oculto incluso por los nombres de los actores. La carátula del disco es un folleto promocional más de la película. 


Las Aventuras del Barón MünchhausenThe Polar Express

Las Aventuras del Barón Münchhausen de un tal Kamen y El Polar Express de un tal Silvestri


Podría ser peor, ¿cómo?... ¡podría llover! Sí, amigos míos. Podría dar numerosos ejemplos donde la música es el relleno que tiene un disco cuyo reclamo es una canción que casi nadie escuchó en el cine porque está en los títulos de crédito.


Y no se vayan todavía, aún hay más. Últimamente suelo encontrar series donde al compositor no aparece en los créditos iniciales (también es verdad que alguno no lo merece...). Con suerte puedes encontrar su nombre en los créditos finales perdido entre todo el casting. 


Eso no puede ser, la música de una película tiene demasiado poder. Puede arruinar una buena película y dignificar una mediocre. El compositor juega un papel a la altura de director de fotografía, del guionista... No me gustan los directores que no conceden importancia a la banda sonora. Algunos incluso alardean de ello. No deben. Incluso en el caso de las películas que solo utilizan canciones ya conocidas deben tener un exquisito cuidado en la selección y ubicación de los temas dentro del filme.


Me voy por las ramas. Retomando: como persona con cierta edad, ¡que no viejo! mis primeros discos eran vinilos. Un formato estupendo para los libretos interiores con las letras de las canciones, textos y fotos. ¡Y tan cómodos de ver! al contrario que cuando ojeo un libreto de CD donde tengo la sensación de estar mirando el prospecto de una medicamento mientras me dejo la vista con mis gafas de presbicia.


Este A Gathering of Friends, del mismo sello que  que su anterior disco con Yo-Yo Ma o que su concierto para fagot, The Five Sacred Trees (cuya portada es una fantástica foto de Ansel Adams), es un pequeño album de imágenes para los que no nos conformamos solo con escuchar. Sus últimos conciertos en Berlín y Viena, no cuentan. Son discos y grabaciones en vivo grabadas en vídeo con lo que ello supone.


The Five Sacred Trees , portadaYo-Yo Ma Plays the Music of John Williams


En estos 34 años haciendo fotos, 24 desde que por primera vez fotografié a Goldsmith, han pasado por delante de mi objetivo muchos compositores e intérpretes, la mayoría de ellos admirados, algunos incluso idolatrados. Pero nunca tanto como Williams. No se me molesten. No sois vosotros, soy yo. Por tantas cosas, muchas de ellas contadas en este blog.


Ésa es mi espinita como fotógrafo. Daría lo que fuera por poder fotografiar a Williams de cerca. Incluso si me obligaran por contrato a no poder mostrar nunca la foto ni en este blog ni en ningún otro lugar público.


Tengo bastantes fotos colgadas por casa, mías y de otros. La más apreciada es un original en blanco y negro de Sally Stevens. Sí, me refiero a la cantante. Cantante y también fotógrafa. Es una foto realizada en negativo de 35mm, copia revelada a mano. Éste es uno de los mejores regalos relacionados con la música y la fotografía que me han hecho. Gracias otra vez, amigo ;-)


Fotografía enmarcada de John Williams
Una foto de Sally Stevens al lado de una de un servidor.


La fotografía fue realizada en los estudios de grabación Sony durante las sesiones para la banda sonora de la película Munich. Curiosamente si acudimos al CD de esta banda sonora solo encontraremos profuso material gráfico de la película, principalmente retratos de los actores extraídos de la película. En los textos, los nombres de todos los músicos, muchos reconocibles (un detalle que agradezco) y las siempre presentes notas de agradecimientos de Spielberg. 


Interior del Libreto de la BSO de Munich con retratos de los protagonistas.


No es habitual poder disfrutar del excelente documental de Tornatore sobre Morricone o del dedicado a Dave Grusin de Barbara Bentree "Not Enough Time", donde por cierto ¡salgo en los créditos! (tenía que decirlo). Documentales para adentrarte en sus trayectorias musicales, su evolución... nada de chismorreos. Sólo los suficiente detalles de la vida personal que de alguna forma influyeron en su obra.


Antes de internet si uno quería saber que cara tenía Edvar Grieg como poco tocaba un paseo a la biblioteca pública, porque tampoco es que los discos de música clásica diesen lecciones en esto, ¿verdad Deutsche Gramophon?. Incluso con compositores del siglo XX y XXI. Ahora tenemos la Wikipedia que incluso puedes consultar en tu smartphone mientras haces cola en el supermercado. ¿Quien no ha hecho eso? ¡Yo sí! (Por cierto, Grieg se parecía mucho a Albert Einstein).


Sentado entre los miembros de la orquesta sinfónica mientras fotografía a Bruce Broughton
Fotografiando a Bruce Broughton al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
Fotografía: Isabel Toro

A lo largo de estos años he estado muchas veces en sesiones de ensayo y en alguna que otra grabación. El amor por la música me puede y eso a veces se convierte en una lucha entre mi yo fotógrafo (obligado a mirarlo todo con detenimiento) y mi yo melómano (absorto por lo que escucho), A veces presiono el disparador al compás de la música. La estadística me dice que cuanto más conozco una partitura, mayor anticipación y mayor número de fotos válidas. Mientras disparo la cámara me siento como si fuera otro músico. 


Acumulo cualquier material de Williams y eso incluye un buen número de conciertos de la Boston Pops retransmitidos en la televisión americana,  en calidad VHS, (verlos es una heroicidad en tiempos del 4K). Cuando los veo no deja de sorprenderme que no es un director con mucha fotogenia, con gestos histriónicos, exageradamente resaltados. Está en el lado opuesto de un Leonard Bernstein. Mientras que con el bueno de Leo un concierto daría para empapelar una habitación con sus fotos, probablemente con Williams obtendrías unas cuantas buenas fotos pero no demasiadas. Apostaría a que un ensayo es más jugoso que un concierto (casi siempre lo son).


Cuando estuve en Viena presenciando su concierto con Anne-Sophie Mutter pude ver a la fotógrafa encargada de registrar ese concierto. No hice una sola foto en esos momentos finales de bises donde el público saca los móviles sin compasión. Tenía muy claro que era una ocasión especial. El que había viajado hasta Viena era mi yo melómano y el que se había quedado en Sevilla era el fotógrafo. Porque aquel, era un momento para ser visto directamente con mis propios ojos, no a través de un visor o de la pantalla de un móvil, no a través del cristal.


Comentarios

  1. Preciosa entrada. Da para una buena conversación esto que dices de las deficiencias en las ediciones discográficas; por desgracia hay demasiadas.

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