Refugios Lejanos

Pareja sentada sobre la hierba del St. James Park
Dos días en Londres. La excusa: ver a Tony Bennett en el Royal Albert Hall. Una excusa excelente. Pero la realidad es que Londres es una ciudad en la que nos encontramos particularmente bien y para la que no necesitamos excusa alguna. Quizás por conocerla ya bastante bien, uno se ve librado de la presión de no visitar todo lo que las guías dicen que debes ver.

Podemos pasear a nuestro ritmo, sin la imposición de cumplir tiempos y objetivos. Incluso permitirnos el lujo de perder el tiempo en un desayuno más largo de lo que estipula el sentido común. Esta ciudad es el refugio que me permite desconectar de todo lo que perturbe mi tranquilidad.

Por ser una visita muy corta y con un concierto de por medio sopesé no llevar equipo fotográfico que supusiera llevar las manos o los hombros ocupados. Y a pesar de la dudas eso es lo que hice al final: me llevé mi manida y ya anticuada pero no por ello menos útil Canon S90 con su superpoder: archivos RAWs que caben en el bolsillo del pantalón. Ni siquiera una tarjeta extra de memoria.

Una primera tarde para pasear por St. James, el parque al lado de Buckingham Palace con sus londinenses practicando el noble arte del picnic, con la esperanza de encontrar a Aziraphale y Crowley sentados en un banco junto al estanque.


Al día siguiente una visita al Museo de Historia Natural. Queríamos ver la expo del Wildlife Photographer of the Year pero... ¡entradas agotadas! ¡No problema! este museo está lleno de huesos, bichos disecados, maquetas, modelos a escala, simulaciones de fenómenos naturales... imposible aburrirse. Y además es un edificio precioso que tiene una luz aún más preciosa. 

Escaleras de acceso a la segunda planta del Museo de Historia Natural

Esqueleto de Ballena suspendido sobre el hall de Museo de Historia Natural
Lo dicho, un fin de semana perfecto... incluso a pesar de Ryanair.

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