El Rivendel Español

Con Ronda, ciudad que he visitado en cuatro ocasiones, tengo una asignatura pendiente. No logro hacer una foto del Tajo con la que me sienta a gusto. El Tajo se ha fotografiado tanto y tan bien (y otras tantas tan mal) que encontrar un ángulo diferente y sorprendente se me antoja no imposible pero sí difícil. En dos de las ocasiones ni siquiera llegué a fotografiarlo con la suficiente seriedad. Prueba de ello es que ni llegué a hablar de ello en el blog. No son fotos que salgan cuando vas de paso.

Aprovechando la festividad del día de Andalucía nos fuimos de nuevo a pasar tres días. Es un pueblo en el que se come y se bebe de maravilla si das con el lugar apropiado y sobre todo tiene bonitos paseos nocturnos cuando los palos de selfies comienzan a retirarse.


En esta ocasión hasta me llevé un trípode pequeño con la firme intención de intentar la foto con ese mínimo de seriedad del que hablaba antes, aunque fuera desde uno de los puntos de vista más utilizados. No acabo de estar contento con los resultados. La tarde no era perfecta, la hora azul no estaba en ese punto eléctrico que a mí me gusta y no había una sola nube, que a mí particularmente me encanta incluir en los cielos. Y por si fuera poco el tungsteno de la iluminación del Tajo no acababa de calentarse lo suficiente. En cualquier caso lo intenté. Más procesado photoshopero de lo habitual en mí, que no es buena señal. Eso sí, el rincón es tan bonito que no me resisto a enseñar la foto. Como dice un amigo mío: el Rivendel español.



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