Retorno a Úbeda con el Modo Turista ON

Querido lector: si estás leyendo esto desde tu retiro vacacional, hoy 3 de septiembre, que sepas que te estoy odiando profundamente. No es nada personal contra ti, sólo contra tu estado. Mi estado natural es vacacionar, no hay nada que me moleste más que la publicidad que anuncia la vuelta al cole y los fascículos que regalan la paz mundial con el número 1, ya en su kiosko. Lo que quiero decir es que anoche, a las 0:00 horas se me acabó el chollo.

Lo bueno de la fotografía es que puedo atrapar trozos de ese verano que tanto me gusta saborear y atesorarlos como si fueran tuperwares con el cocido de mamá:  un alimento para el estómago y el alma que puede hacerte recuperar el aliento en lo más profundo del invierno.

Como hormiga en verano recolecto imágenes que me recuerden que no fue un sueño. Y a eso vengo: a enseñaros un par de imágenes.

Durante los años que fotografié en Úbeda el Festival Internacional de Música de Cine visitaba religiosamente esta bella ciudad. Sólo que entonces yo sólo podía decir que era bella porque me lo contaban. Enredado en hacer las fotografías del festival iba de ensayo en ensayo y de concierto en concierto.  No hice una sola visita cultural que no incluyese música. Muchas veces dije que tenía que volver a saldar mi deuda turística y este año decidimos hacerlo.

Palacios, iglesias, sinagoga... y el Hospital de Santiago. La de horas que pasé en este lugar fotografiando ensayos y conciertos. Era una visita obligada. Normalmente solía fotografiarlo de esta guisa.

De la provincia de Jaén siempre me han fascinado sus mares de olivos. Casi justifican la compra de un dron sólo por hacer fotos cenitales de esta maravilla. 

En su lugar me conformé con hacer una foto desde la calle de Saludeja con lo que creo es la Sierra Mágina al fondo.

Os recomiendo mucho la visita. Con o sin festivales.