Modo Vacaciones "ON"

Ésta es la expresión que mejor define lo que ha sido esta pasada Semana Santa para mí. No es mía. La vi aparecer en la pantalla de mi teléfono como actualización de estado en Facebook de un amigo. Me encontraba a unos cientos de Kms de Sevilla y describía mi estado de total desconexión a la perfección, disfrutando de paisajes que solo había visto en fotos, de placeres gastronómicos, conversación... y buena compañía. De todas las fotos que he hecho esta semana sólo voy a destacar las de una tarde. No son las mejores que he hecho sobre la temática pero si las disfruté mucho.

Durante estos días una amiga y yo anduvimos recorriendo los alrededores del Parque Natural de Sierra de Gata. Una tarde nos acercamos a Nijar, un pueblo de interior. En la plaza del lugar se estaban preparando para una procesión de Semana Santa.

Hace tiempo que las fotos de ritos procesionales se han convertido en algo anecdótico para mí. En unos años he pasado de hacer muchas horas en la calle persiguiendo la foto a disparar varias fotos anecdóticas no más de uno o dos días.

Lo hablaba con un amigo almeriense hace unos días. Antes hacías fotos de Semana Santa de otra manera. Sin que pareciera una concentración de paparazzis o el pelotón de fotógrafos en un partido de tenis en Wimbledon. No es una cuestión de saturación tecnológica. Al contrario, me gusta que algo como la fotografía se democratice. Pero corregidme si me equivoco: antes se respetaban más las formas a la hora de hacer fotos. Se respetaba la ceremonia, a los participantes, al público. Y a cambio el público te respetaba a ti. Incluso te cedían un hueco para que hicieras tu mejor foto. Ahora todo se ha convertido en un juego de miradas desafiantes.

La conversación surgía tras contarle que el día anterior había tenido la ocasión de ponerme las botas haciendo fotos de Semana Santa como hacía tiempo que no ocurría, en Nijar. La cuestión es que la procesión estaba formada casi en su totalidad por niños. Los más mayores formaban parte de la banda de música y los adultos solo estaban para organizar el pequeño desfile, pero los principales protagonistas eran por encima de todo niños. Aquí van algunas de esas fotos.

A la espera del comienzo de la procesión en la plaza. Éste es el concepto de bulla* en Nijar.
*(En Sevilla se denomina bulla a una concentración enorme de público con la suficiente densidad para
que no exista espacio entre las personas pero que tiene la facultad de moverse como si se tratara de un único ente)

Los protagonistas orgullosos de su labor.

Pequeñas damas de mantilla.

Esperando la llegada en el interior de la iglesia.

Solo unos pocos saben que siempre he querido ver el otro punto de vista de la entrada de una procesión en Sevilla.
Y por fin lo he conseguido... en la otra punta de Andalucía.