Lucia di Lammermoor
Esta noche comienzan las representaciones de Lucia di Lammermoor en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. No había fotos de ópera completamente nuevas en este blog desde Las Bodas de Fígaro allá por septiembre. Y ya tenía yo ganas de volver al ataque. Bueno, en realidad nunca pierdo esas ganas pero el ojo me estaba pidiendo batalla. Las óperas te dan la oportunidad de hacer cientos de disparos en las 3-4 horas de media que suelen durar. Y si lo comparamos con las fotos que puedes traer a casa después de un paseo por la tarde es como la diferencia entre ir de tapas y sentarse a la mesa con hambre... te das el atracón.
De Lucia di Lammermoor (es como si le hubiera puesto el nombre Chiquito de la Calzada) sólo conocía los pasajes más famosos pero baste decir que después de escucharla por completo en el ensayo general ya está encargada en mi tienda favorita de discos. Y van nueve CDs en lo que va de mes...
Pero diganme, aún en el supuesto caso de que no les gustase esta obra en concreto, cómo resistirse a este fragmento que Mariola Cantarero bordó con una gran ovación (para ella y para el flautista de la ROSS).
Pero me desvío. Lo fotográfico: hacía tiempo que no tocaba tanto el botón del ISO. Siempre voy apurando todo lo que puedo para poner el ISO más bajo posible a las velocidades minimas como para poder congelar los movimientos dependiendo de lo dinámicos que sean los personajes que se interpretan, como casi siempre aprovechando las vocales largas donde se gesticula menos facialmente y te aseguras de no pillar gestos raros en la boca del cantante, que es lo que pasa siempre que fotografías a alguien que habla o canta al ritmo del habla coloquial. A lo largo de la noche fui desde los 400 ISO a los 1250 e incluso 1600 en un par de ocasiones. Pero la gran mayoría de los disparos estuvieron en torno a 640. Eso implica no disparar a más 1/60s o uno 1/80s cosa que te puedes permitir porque no se trata de ballet.
Hubo un aliciente añadido en esta ocasión. Hacía tiempo que no me topaba con un director tan intenso en sus movimientos con la batuta como Will Humburg. Y eso para un fotógrafo es como ponerle una sardina a un gato. Así que aunque casi siempre suelo incluir a los directores en algunas de mis fotografías, esta vez... me he cebado. Por poco no sale más que los cuatro protagonistas, pero constantemente salía virtualmente volando por encima del foso y cruzando la línea del horizonte del escenario. ¿Cómo resistirse a no incluirlo?
También hubo un momento para las panorámicas aprovechando el despliegue del coro sobre el escenario. Esta foto está hecha a partir de otras dos fusionadas en ese huequecito sin personas que hay en el medio. Resultado: una foto de más de 50 megapíxeles.
Como siempre, una selección más extensa en el álbum de flickr.
Ya echaba de menos el álbum. Perfecto verlo hoy, justo el día del estreno. Enhorabuena, como siempre. Y gracias otra vez por acercar la escena a los que andamos ahí abajo en el foso.
ResponderEliminarSaludos
Al contrario, gracias a vosotros por hacer posible la magia desde ahí abajo.
ResponderEliminarUn saludo.
Impresionante, como siempre.
ResponderEliminarY era una escenografía muy, muy difícil.
Impresionantes tus imágenes, cómo transmites al igual que la música lo hace en su momento. Aquí una vez más se hace realidad aquello de una imagen vale más que mil palabras. Enhorabuena!!!
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