Carles Cases
Subí a visitar a un compositor y bajé con dos nuevos amigos. Eso fue lo que pasó este verano en mi breve visita por tierras catalanas.
La primera vez que vi a Carles Cases en vivo fue en el año 2000 durante su concierto en los XIV Encuentros Internacionales de Música de Cine de Sevilla. Entonces lo hacía como espectador. Poco podía imaginar en aquel momento que tendría la oportunidad de fotografiarlo de cerca y conocerlo mejor ocho años después cuando Juanfra, un amigo común, nos presentó y compartimos mesa y mantel durante el Festival de Música de Cine Ciudad de Úbeda de 2008. Aquella comida terminó asistiendo al ensayo previo al recital de aquella noche.
En aquel ensayo, mientras miraba por el objetivo, percibí un detalle que es muy descriptivo de la personalidad de Carles: disfruta como un poseso con la música. Una rápida mirada a algunas de las fotos de aquella sesión dejan ver claramente a un músico que se lo está pasando bien sentado al piano tanto si tiene público delante como si no. Si sufre algún tipo de estrés antes de la actuación es un experto en ocultarlo. Algunas de las fotos de esa sesión lucen en su web con mucho orgullo por mi parte.
Este año volvimos a coincidir en Úbeda, como ya sabréis los habituales de este blog. Fue algo grandioso tenerlo de nuevo en el escenario en compañía de otro músico admirado como Mark Isham. Ambos tocados por la misma varita, la del amor por la música de cine y el jazz. Este verano tuvimos más oportunidades de coincidir y en ellas, Montse y Carles me reiteraron su deseo de que pasara unos días en su casa.
Me lo llevo todo
Y bueno, ya me vais conociendo. Eso de fotografiar a un compositor en el lugar donde cultiva las ideas que le ayudan a crear su música, supuso un revulsivo del que sólo me di cuenta después de aceptar la invitación. Por un momento ya me veía como un Cartier-Bresson fotografiando a Mattise rodeado de palomas en su casa... sí, sí, ya lo sé... ni comprándome diez Leicas me pareceré a él.
En cualquier caso nada mejor que tener un tema estimulante para fotografiar con más ganas que nunca. Y eso estaba sucediendo.
Subí en coche. Y como no tenía que preocuparme de la facturación de equipaje lo metí TODO... bueno casi todo. Porque si empiezo a rebuscar salen cachivaches para aburrir. Para las pocas veces que tiene uno la oportunidad de hacer este tipo de fotos lo que no se quiere es el no poder hacer la foto porque dejaste determinado accesorio o lente en casa.
Y todo esto para nada. Para al final utilizar los mismos tres objetivos de siempre. ¿Por qué? Porque cuando llegué a casa de Carles y Montse me hicieron sentir tan agusto que el yo fotógrafo se quedó en la puerta. Y las fotos pasaron a ser algo secundario que se hacía cuando se terciaba. La hospitalidad fue tal que la mayor parte del tiempo se fue en charlar y disfrutar del inmejorable entorno en el que viven, el Prepirineo catalán. Una hermosa casa de payés al lado de una ermita románica con la que se comunica por un subterraneo. Una casa decorada con mimo y que habla por si sola de sus habitantes. Que no sólo es el hogar, también el estudio en el que Carles crea y graba en una gran estancia diáfana presidida por un largo piano de cola. Suena bien ¿verdad?. Tanto es así que incluso otros músicos alquilan el estudio para sus grabaciones.
Pero me desvío. La cuestión es que con estas premisas iba con la escopeta cargada para hacer fotos a saco. Y cuando volví a casa era como si hubiese estado en un balneario. Relajado y probablemente con algúnos gramos de más porque Montse tiene el defecto de cocinar muy bien. Y con el añadido de que de vez en cuando disfrutaba de la música de Carles ¡en directo!. Lo que ahora llaman los modernos un unplugged porque vende mejor que desenchufao’. Sin un solo micro de intermediario.
La primera en la frente
Cuando sólo llevaba un rato en su casa descubrí que ambos somos fanáticos seguidores de Dave Grusin. De un momento a otro me encontré enseñandole un trailer en el iPad del último concierto de Grusin. Poco rato después estábamos en el estudio. Él tocaba las piezas de Grusin como si las hubiese ensayado el día anterior porque se las conoces al dedillo. Y yo, que me puse a hacer fotos con una segunda cámara de aquel momento de concierto privado, puse la 5D Mark II sobre un trípode para grabar aquella exclusiva y atesorarla. Igual que hice con Grusin un año atrás grabando varios clips mientras me dedicaba a hacer fotos con otra cámara. Un momento impagable para un aficionado a la música de cine como yo. En este momento sé de más de un amigo seguidor de Carles que me está odiando mientras lee esto... aaaaah, ser odiado... un placer como otro cualquiera. Como el de ver en Protools los esbozos y las ideas de sus próximos proyectos mientras te los va explicando. Era como ver los extras de un DVD pero sin menús.
De andar por casa
Pero en realidad, me quedo con conocer al Carles del día a día. Casi todos cometemos el error de idealizar a los artistas y de forma inconsciente creemos que siempre están creando o mostrando su arte. Y evidentemente son humanos. Duermen, tienen hambre, se rascan... Como dice un amigo, hasta la Schiffer tiene legañas por la mañana.
Y en eso días he visto el lado que es más difícil de percibir cuando están sobre el escenario. Un compositor que disfruta con la música de otros, que se echa la siesta del obispo antes de comer, que adora la pastelería, chatear en Facebook y transformarse viendo un partido del Barça en la TV. Con Montse comparte la pasión por el arte románico y hasta en la forma de pintar las paredes de la casa se percibe la admiración por la pintura, en los cuadros amontonados al lado del piano o en el fondo de pantalla del ordenador que luce Una tarde de domingo de Seurat.
No se vayan todavía, aún hay más...
Por si no estaba disfrutando de mi inmersión en su mundo musical, el último día de mi estancia vino al estudio Queralt Roca, una estupenda clarinetista para grabar los solos que complementarían las piezas ya grabadas con una orquesta en Sofía y que serán la base de seis canciones para una contraalto con letras de Lluis Llach.
Permitidme que abuse de las fotos de la grabación. Pero es que lo que me gusta de ellas no es ni la luz, ni la textura, ni la composición y esas milongas. Me gustan porque reflejan el ambiente de "buen rollo".
Este blog se precia de que sus pocos lectores están divididos entre amantes de la fotografía o de la música. Y a veces de ambas cosas. Quizás Carles no es el músico de cine conocido por las masas, realmente pocos músicos de cine español pueden decirlo. Pero Carles es el compositor al que sólo le falta una película que acabe de enseñar su genio. Porque esto último hace ya mucho tiempo que demostró tenerlo. Siempre lo digo. En España tenemos mejores compositores de cine que directores. Y estos últimos no saben manejar ese as en la manga. Una buena banda sonora puede levantar una película mediocre de la misma manera que puede estropearla siendo buena. Aquí os dejo un enlace en Spotify a un menú degustación de algunas de los CDs que más me gustan de Carles aunque mi favorito, Eloïse, no se encuentra aquí. (Enlace)
Entre las piezas seleccionadas podéis encontrar algunas de su faceta jazzistica. Sus CDs no son fáciles de encontrar a excepción de sitios como fnac pero ¿quién dijo miedo en la era de internet.?
La última línea de esta entrada es para agradecer a Montse y Carles los días pasados en su casa. Fueron pocos pero supieron a mucho.
Enlaces: www.carlescases.com
Bueno, bueno eres un gruppy de calidad!!!
ResponderEliminarPor algo será.
Te felicito de verdad! Para penetrar en la intimidad de mi ídolo yo tengo que imaginármelo y que investigar muchísimo. Me apropiaré un poco de las sensaciones que explicas.
Prometo escuchar a este compositor que no conozco.
Que sigas así de bien
Fantástico post. Sé que hablas de mi en un momento dado, pero esta vez me da igual porque has contado las cosas para que el lector pueda vivirlas. Bien.
ResponderEliminarSobre los compositores: no sólo hay mejores músicos que directores de cine sino que, estos últimos, siendo en muchos casos bastante jóvenes, no comprenden como una banda sonora pueda ayudar a que la película sea redonda.
Y tú yo yo ya hemos hablado de esto muchas veces: la historia de la música de cine es, basicamente, americana. Pero los últimos años, soberanamente aburridos por aquellos lares, el único refugio que tenemos los amantes de la música de cine es España, Francia y Japón.
La música de cine en España en los últimos años no es que esté bien, sino que está viviendo un momento creativo espectacular. Lástima que con la crisis tengan problemas para encontrar buenos proyectos y tener una carrera más continuada.
¡Pero Carmen! ¿Aún tenías dudas? :D
ResponderEliminarSergio. Me alegro de que te guste. Porque mis fotos pueden ser mejores o peores pero no me avergüenzo de ellas. Pero otra cosa es escribir.
ResponderEliminarLo peor de todo esto que hemos comentado es que muchas veces es necesario que un compositor empiece a trabajar fuera para que se le reconozca en su propio país. Y así nos va.