Fuego Cruzado

Este sábado no sólo me di una vuelta por los restos arqueológicos de la Plaza de la Encarnación. Después de mis compras y aprovechando que estaba cerca me di una vuelta por Los Reales Alcázares. No hice muchas fotos. Es un lugar que suelo visitar dos, tres veces por año. Está ahí mismo, en pleno centro de la ciudad. Y para los residentes en Sevilla la entrada es gratuita. Las excusas del sevillano que no haya visitado este lugar son en balde.

A pesar de que en mis fotos siempre me gusta que haya alguna presencia humana, incluso en las típicas fotos de monumentos que hago cuando voy en modo turista, siempre he querido hacer fotos en Los Reales Alcázares donde las personas no apareciesen o la presencia fuese mínima. Y es que el trasiego de turistas por este lugar siempre es muy denso. Algún día debería aprovechar para acercare a primerísima hora y de paso tener una luz matutina más suave.

No voy a poner muchas fotos. Las pocas que hice están muy manidas e incluso en alguna me he repetido a mi mismo. Sólo voy a poner ésta que viene a continuación. Andaba yo esperando sin resultado a que quedase una única persona en contraluz,y con una silueta más o menos agradable. Eso implicaba que desapareciese el guarda jurado de la izquierda. Tengo paciencia pero no como para gastar toda la mañana del sábado en eso. Cuando de repente se pararon estas dos personas a hacer una foto en esta pose un tanto de jeroglífico egipcio.

Segundos después de hacer la foto me giré preguntándome si habría existido un cuarto fotógrafo realizando la misma foto e incluyéndome a mí en el cuadro. Y quién sabe si un quinto fotografiando a los cuatro... Probablemente me habría gustado ser el quinto o el sexto en el orden. Más fotógrafos sería saturación.

Sí, sí, lo sé. Estoy un pelín mal de lo mío. Necesito unas vacaciones ¡ya!