La Importancia de la Estantería de al Lado
La reciente inauguración del portal de National Geographic en español ha traído a mi memoria mi relación con esta revista, que evidentemente no es profesional. ¡Ojalá!.
Cuando tenía 15 o 16 años mi amigo Tomás y yo solíamos visitar con frecuencia el entonces único VIPS que había en Sevilla. Lo hacíamos como si fuera una biblioteca. Íbamos a mirar sin comprar porque nosotros éramos estudiantes y las revistas muy caras. Como ambos somos bastante cinéfilos solíamos devorar las revistas extranjeras de cine con el afán de saber qué nuevas películas nos esperaban. Éramos asiduos del día del espectador y de vez en cuando incluso íbamos a preestrenos, especialmente si se trataba de Spielberg. Hasta mirábamos una revista francesa, cuyo título no logro recordar, idioma del que ninguno de los dos teníamos idea.
Saciada la cinefilia, a pocos estantes de distancia estaba la edición americana de National Geographic. Las fotos nos seducían desde la misma portada y las del interior no hacían sino asombrarnos más. Por aquel entonces no había edición española de esta revista, lo que sin duda le concedía cierto grado de interés añadido cuando se está en la edad de pensar que todo lo extranjero es mejor y uno sueña con realizar viajes más allá de las fronteras de su país.
Cuando tenía 15 o 16 años mi amigo Tomás y yo solíamos visitar con frecuencia el entonces único VIPS que había en Sevilla. Lo hacíamos como si fuera una biblioteca. Íbamos a mirar sin comprar porque nosotros éramos estudiantes y las revistas muy caras. Como ambos somos bastante cinéfilos solíamos devorar las revistas extranjeras de cine con el afán de saber qué nuevas películas nos esperaban. Éramos asiduos del día del espectador y de vez en cuando incluso íbamos a preestrenos, especialmente si se trataba de Spielberg. Hasta mirábamos una revista francesa, cuyo título no logro recordar, idioma del que ninguno de los dos teníamos idea.
Saciada la cinefilia, a pocos estantes de distancia estaba la edición americana de National Geographic. Las fotos nos seducían desde la misma portada y las del interior no hacían sino asombrarnos más. Por aquel entonces no había edición española de esta revista, lo que sin duda le concedía cierto grado de interés añadido cuando se está en la edad de pensar que todo lo extranjero es mejor y uno sueña con realizar viajes más allá de las fronteras de su país.
Varios años después mi amigo acabó fijando su residencia en EE.UU. cuando se convirtió en profesor en la universidad de Nevada. Allí comenzó a leer National Geographic (esta vez pagando) y no pudo evitar acordarse de su amigo regalándole una suscripción por un año. Y desde entonces hasta hoy he seguido manteniendo esta suscripción. Han pasado 15 años.
Una vez al mes delante del buzón de correo tenía lugar el ritual de sacar la revista del sobre y echar el primer vistazo mientras subía en el ascensor para ver el contenido fotográfico. Más tarde vendría la lectura, pero el primer vistazo era maravilloso.
Mi nivel de inglés leído (que no hablado) se lo debo principalmente a dos cosas: a la revista y a la lectura de los encartes de los vinilos que escuchaba. Ni de lejos habría conseguido lo mismo con el inglés que me enseñaron en bachillerato.
Una vez al mes delante del buzón de correo tenía lugar el ritual de sacar la revista del sobre y echar el primer vistazo mientras subía en el ascensor para ver el contenido fotográfico. Más tarde vendría la lectura, pero el primer vistazo era maravilloso.
Mi nivel de inglés leído (que no hablado) se lo debo principalmente a dos cosas: a la revista y a la lectura de los encartes de los vinilos que escuchaba. Ni de lejos habría conseguido lo mismo con el inglés que me enseñaron en bachillerato.
La foto de arriba es el primer número que recibí en mi buzón en un sobre procedente de Holanda. Al buscarlo antes de escribir esta entrada encontré entre sus páginas este papel con textura y sello engofrado en dorado: un certificado que te acreditaba como miembro de la Sociedad de National Geographic. Uno de esos detallitos que te sorprenden cuando eres más ingenuo.
Durante esos 15 años no sólo he comprado la revista sino que también he comprado bastantes libros de la Sociedad y algún que otro número especial monográfico de los que se publican en USA y que no tienen nada que ver con los que se han publicado aquí. Tanto por extensión como por el gramaje y acabado de la publicación, pero sobre todo por la ausencia de publicidad.
La foto de la portada de ese primer número en mi poder pertenece a un reportaje sobre la tribu india Pow Wow y su autor es el fotógrafo David Alan Harvey, fotógrafo de la revista y miembro de la agencia Magnum. En junio de 1994 poco podía imaginar que años más tarde conocería en persona al autor de la portada.
En todo este tiempo dedicándome a la fotografía nunca me animé a hacer un taller, eso que algunos se empeñan en llamar "workshop", para poder cobrar más por dártelo y para parecer más intelectual por recibirlo. Pero cuando supe que David Alan Harvey impartía uno en mi propia ciudad, me faltó el tiempo para presentar mi solicitud y portfolio para ser admitido. Versaba sobre el estilo en fotografía y debo decir que David no me defraudó en absoluto. Además de gran fotógrafo resultó ser tremendamente instructivo y didáctico. Dentro y fuera del taller. De hecho creo que el taller se volvía más interesante cuando hacíamos una pausa para ir a tomar algo y compartía y debatía con los alumnos su experiencias de vida, como fotógrafo pero sobre todo como persona.
Enseñó algo muy importante: como la implicación y el conocimiento del tema ayudan a conseguir mejores fotografías. Sus mejores fotos nacen del acercamiento previo a las personas y al medio en el que se desenvuelven.
Puedo decir que en mi experiencia fotográfica hay un antes y un después marcado por este encuentro. Sus palabras sobre una de mis fotos me empujaron a dar un paso más. El paso que me animó a tomar más en serio la fotografía y a abordar los temas de mis fotos de una manera más seria, especialmente la música.
A continuación tres fotos que hice durante el taller.
A continuación tres fotos que hice durante el taller.
Sobre esta foto David me dijo que si hubiese venido a Sevilla y se marchara únicamente
con esta foto en el bolsillo se iría muy satisfecho.
con esta foto en el bolsillo se iría muy satisfecho.
En ese momento estaba elaborando un proyecto con retratos de mujeres de todo el mundo.
Evidentemente soy admirador de la obra de David que conozco al dedillo. Y es lógico pensar que contemplo sus fotos con un aprecio especial por lo que acabo de contar. Hasta hace poco podía seguir su trabajo y su vivencias en su blog road trip. La mala noticia es que éste se cerró con una última entrada de despedida el pasado mes de Diciembre. Pero habréis oido alguna vez aquello de "cuando una puerta se cierra otra se abre". Y aquí la frase viene al pelo. Se trata de burn magazine, una web para mostrar el trabajo de nuevos fotógrafos con el mecenazgo de David Alan Harvey. Evidentemente un sitio muy interesante que merece estar ya en tus favoritos si es que no lo conocías. En cualquier caso el blog de Alan Harvey sigue siendo recomendable a pesar de su cierre.
Por último os dejo con este vídeo donde habla acerca de su libro Divided Soul que muestra lo más representativo de su trabajo en paises de Latinoamérica y España.
Enlaces:
National Geographic en inglés: www.nationalgeographic.com
National Geographic en español: www.nationalgeographic.com.es
David Alan Harvey: www.davidalanharvey.com
National Geographic en español: www.nationalgeographic.com.es
David Alan Harvey: www.davidalanharvey.com
road trip: davidalanharvey.typepad.com
Fantástico post.
ResponderEliminarLlegué a Madrid allá por el año 89, con ilusión de comenzar un nuevo periplo en la Universidad Complutense. Lo primero que hice en Madrid fue salir a pasear por la calle Fuencarral. En la Glorieta de Quevedo me encontré con un antiguo Bob´s, que eran igualitos que los VIP´S.
Y allí me quedé como un angelito, ojeando revistas que desconocía sobre cine: francesas, inglesas...
Al cabo de un mes, a principios de noviembre, decidí que era el momento de pagar algo en ese lugar por el que me pasaba todos los días. Fui a desayunar y me compré un periódico. El titular era CAE EL MURO. Cada vez que alguién me dice eso de "¿Donde estabas cuando..." y me nombran el muro, yo puedo contestar: Yo estaba desayunando en el Vip´s...