Los Tiempos Cambian...
Hoy he tenido “el placer” de dar un paseo de 35 Kms en bicicleta por los pinares que llevan hacia El Rocío. Para quien lee desde fuera de España, El Rocío es una aldea en la provincia de Huelva que todos los años celebra una peregrinación en honor a su Virgen. Pongan en sus cabezas imágenes de jinetes a caballo y mujeres y hombres ataviados con el traje típico, sin contar con las innumerables carretas que hacen de hogar durante la peregrinación.
Se habrán dado cuenta que he entrecomillado la palabra placer, ¿verdad?. 35 Kms no es distancia para quejarse... a menos que los caminos sean de arena batida y cantos rodados. Preveo ataque de agujetas inminente y éste que escribe tiene que estar en Madrid mañana por la mañana por motivos de trabajo. Con respecto al amigo organizador de la actividad, sobra decir que ya le he incluido en la lista de correo no deseado y renombrado en la memoria del teléfono como “NO DESCOLGAR”.
Quejas al margen el paseo tiene su gracia. Los pinares tienen rincones realmente bonitos y merece la pena desplazarse hasta ellos. Por otra parte se pueden (y se deben) visitar las marismas y en concreto un lugar como la Dehesa de Abajo, donde una gran variedad de aves hacen su parada durante la migración.
Foto tomada con Canon EOS 5D en abril de 2007
La primera parada para avituallamiento estaba prevista cerca de un templete en honor a la Virgen del Rocío. Un pequeño altar lleno de flores y ofrendas. Había un buen número de vallas para atar las riendas de los caballos y algunos merenderos.
Me encuentro la siguiente imagen.
Todavía no me he repuesto. Lástima no llevar una mejor cámara encima pero teniendo en cuenta que las probabilidades de dejarse los dientes en alguna pendiente pedregosa existía opté por no llevar mi cámara habitual. Pero como explicaba en el post anterior, a veces los móviles son útiles (ya saben de mi fobia a hablar por teléfono).
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