Haz fotos. Con lo que sea, ¡pero hazlas!
Para aquellos que sigan el blog con regularidad, ¿hay alguien capaz de ello teniendo en cuenta mi poca regularidad escribiendo?, se habrán dado cuenta de que cuando hago fotos me gusta controlar todos los factores posibles. Incluso mi compacta tiene las posibilidades de una réflex a excepción del cambio de objetivos: selección de prioridades, compensación de exposición, compensación del flash, modos de exposición promediados, puntuales.... y por supuesto RAW.
No obstante me gusta hacer fotos con cualquier cosa que te ofrezca la posibilidad. He usado compactas básicas y no tan básicas. Analógicas como la Olympus µ II y digitales como las Canon Powershot A70, Ixus 950 IS (éstas dos por gentileza de mi hermana y cuñado) y Powershot G5. Y alguna rareza como una Lomo Lubitel 166, o incluso una Kodak Hawkeye.
Fotos realizadas con Lubitel166
Para los que no me conocen en la vida real, aunque soy un gadgetomano consumado y consumidor de casi cualquier tipo de electrónica, les diré que tengo una fobia: la telefonía móvil. No me gustan los móviles. Qué le vamos a hacer.
La fobia a la telefonía móvil engloba otras pequeñas fobias: fobia a llevar los bolsillos de los pantalones llenos, fobia a hablar sin ver la cara de mi interlocutor, fobia al control... No, no es mi artilugio más estimado. Reconozco su utilidad y por ello tengo uno pero estoy seguro de que a la compañía proveedora (no merece que le haga ni publicidad negativa) no le gustaría que los clientes como yo fuéramos numerosos. No voy a hablar de los SMS. Directamente no los uso. Tampoco leo los que me mandan pero la familia y las amistades ya están avisados. Me niego a escribir en un miniteclado y a destrozar la lengua abreviandolo todo.
Apuro estos dispositivos hasta que la batería empieza a hacer aguas. La última vez que eso ocurrió ni me molesté en mirar ofertas. Le pregunté a un amigo qué me recomendaba para no perder el tiempo que suelo emplear leyendo reviews y comparativas cuando quiero comprar algún aparato . Me recomendó un modelo de Sony Ericsson por el que pagué 18€, lo que puede dar a entender lo básico del modelo y lo que me preocupa estar a la última en este terreno.
A los pocos días probé la cámara. Tardé porque no le tenía fe. Con mi anterior móvil probablemente no hice más de 10 fotos dado lo pobre de sus resultados. Sin embargo los resultados de éste móvil me sorprendieron.
Hice algunas fotos y no puse demasiada atención al resultado aunque no se veían mal en la pantalla del teléfono. Hasta que un día las descargué en el ordenador. Una de ellas era esta del ayuntamiento de Sevilla en los días previos a la Navidad.
Nada del otro mundo. Por lo general el móvil quema las luces por menos de nada y el detalle es inexistente en las sombras sin hablar de que con poca luz tiende al azul/verde ¡por las esquinas!. Ni hablar de para qué sirve una vez cae el sol: pisapapeles. ¡Pero oiga!, la cámara me costó 18€ y era lo que llevaba en el bolsillo. Además, si llevamos la foto al taller de chapa y pintura (léase Photoshop) pues la hacemos medio mirable.
Siempre me ha parecido una herejía hacer fotografías con un móvil porque soy de los que piensan que si quieres hacer fotos usas una cámara y si quieres hablar usas un teléfono. Sin embargo desde que tengo este teléfono no me resisto a jugar con él (nótese la negrita y subrayado) en esas ocasiones en que te encuentras algo fotografiable y no llevas una cámara encima (es la única característica extra que uso aparte del Bluetooth para el coche).
La alta compresión de las imágenes y la precariedad de su lente hace que uno no se plantee un uso serio más allá del plano lúdico...
O no...
Recordemos el fenómeno de la Lomografía y cómo éste aprovecha los defectos de una cámara para crear una nueva estética.
De cualquier manera desde entonces cada vez que me ha surgido una ocasión en la que he echado de menos llevar una cámara encima, me he llevado instantaneamente la mano al bolsillo buscando el teléfono con la esperanza de no haberlo dejado olvidado en casa. Esto último ocurre con frecuencia. Un amigo dice que si mi móvil fuera de madera sería igual de efectivo.
Otra forma de divertirse con fotos que probablemente no verán la luz en papel:
Esta web japonesa devuelve envejecidas las fotos subidas. Clicken sin miedo, no hay que aprender japonés. Yo desde luego, sólo sé decir sushi. No se molesten en subir grandes tamaños. La foto siempre baja en el tamaño que muestra la página.
A continuación una selección de fotos con móvil.
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